Ya estamos en otoño, ¡aunque por el calor que hace no lo parece!
Y con la llegada del otoño, llegan los trastornos relacionados con la depresión y la ansiedad. El cambio de estación, aumenta las probabilidades de tener ansiedad o padecer síntomas depresivos.
Así que hoy vamos a hablar de ansiedad.
¿Qué es la ansiedad?
La ansiedad es un tipo de manifestación de adaptación del ser humano. Si nos encontramos frente a algo que consideramos peligroso para nuestra supervivencia, reaccionamos presentando síntomas de ansiedad. Los estudios muestran que la respuesta de alarma ante un supuesto peligro es un mecanismo básico de supervivencia. Las reacciones de ansiedad que se deben a acontecimientos estresantes para la persona (como una separación de pareja o un despido laboral) son una respuesta normal del individuo.
También puede ocurrir que los síntomas de ansiedad estén provocados por enfermedades físicas o por el consumo de fármacos, drogas o sustancias dietéticas. En estos casos puede haber un trastorno de ansiedad o no, dependiendo de cada persona y de las circunstancias que concurran.
En la ansiedad considerada patológica o enfermiza, existe una alteración (disminución) del umbral de disparo de la alarma, un exceso de una reacción emocional normal para responder ante las señales de peligro. Entendiendo que estas señales no tienen por qué ser provocadas exclusivamente por agentes externos, sino que pueden autogenerarse en el propio organismo. Los mecanismos de ansiedad se disparan sin que exista nada amenazante; se tiene la sensación de que va a ocurrir algo muy malo sin que haya ningún factor externo que lo justifique.
Se llaman trastornos de ansiedad, las patologías que tienen a la ansiedad o el miedo como elementos principales del sufrimiento. Es decir cuando se experimenta ansiedad patológica, que causa malestar y afecta a la calidad de vida.
¿Qué hemos de tener en cuenta cuándo hablamos de ansiedad como patología?
1. HAY MUCHA GENTE QUE LA SUFRE.
La ansiedad, en los tiempos en los que vivimos, es un mal muy común. Las consultas de médicos y psicólogos están llenas de personas que sufren por culpa de sus problemas de ansiedad. Puede llegar a afectar hasta al 12 % de la población, de los países desarrollados.
2. LOS MIEDOS QUE SE EXPERIMENTAN SON IRRACIONALES.
Estos miedos que aparecen de forma progresiva, hasta llegar al punto de que uno siente que tiene miedo a todo, son irracionales. No existe un peligro real para la vida o la seguridad. Es decir: “No te vas a desmayar”, “no vas a perder el control”, “no te va a dar un ataque al corazón”, “no vas a dar la nota delante de todo el mundo” “no te vas a hacer daño de forma voluntaria”. La culpa de estos miedos es que el organismo cree que está en peligro pero en realidad no es así.
3. LOS SÍNTOMAS DE LA ANSIEDAD SON PSICOSOMÁTICOS.
Todos estos síntomas que se experimentan: mareo, vértigo, sudoración, temblor de manos, opresión en el pecho, inquietud, dolor de barriga o dolor de espalda, pinchazos en el corazón, urgencia para ir al baño, digestiones pesadas, aerofagia... únicamente son la expresión física del malestar psíquico que provoca la ansiedad.
4. LOS TRASTORNOS DE ANSIEDAD SON SOLO ESO.
La ansiedad, es solo ansiedad; NO es una enfermedad física ni tampoco un trastorno mental grave. No hace falta visitar médicos y más médicos para buscar diagnósticos de enfermedades, que uno no padece. Ni hace falta hacerse pruebas y analíticas, cuando ya se ha realizado el diagnostico de ansiedad. A veces cuesta aceptar que todo ese malestar que uno siente No es debido a una grave enfermedad física.
5. LOS ATAQUES DE ANSIEDAD O PÁNICO, NO HACEN DAÑO.
Aunque una crisis de ansiedad puede ser una experiencia espantosa, no tiene ningún efecto sobre la salud física. Los ataques de ansiedad no perjudican la salud, ya que son únicamente una respuesta natural de supervivencia del cerebro, que de forma errónea piensa que hay peligro y el cuerpo responde al mismo, preparándose para luchar o huir. Esta respuesta física, es el ataque de ansiedad.
6. LA ANSIEDAD SE TRATA CON AYUDA PROFESIONAL (PSIQUIATRA Y PSICÓLOGA).
Buscar la ayuda de un profesional de la psiquiatría o la psicología es lo más recomendable para tratar los problemas de ansiedad. Otras alternativas “no tan medicas” o no “tan serias” pueden ayudar de forma puntual, aunque generalmente su eficacia es debida al efecto placebo.
7. LA ANSIEDAD NO GENERA OTRAS ENFERMEDADES.
La ansiedad hace que uno se encuentre muy mal, y si te encuentras muy mal, lo lógico es pensar que vas a tener alguna enfermedad física, que tu cuerpo no va a soportar lo que te pasa y que vas a enfermar, de verdad. Esto no es cierto, la ansiedad no provoca enfermedades graves. Por el hecho de tener ansiedad, no vas a padecer ninguna dolencia física que empeore tu salud.
8. LA ANSIEDAD NO TIENE LÍMITE DE TIEMPO. PUDE DURAR TODA LA VIDA.
Hay muchos factores que condicionan el hecho de tener ansiedad y mantenerla. Factores congénitos, hereditarios, manera de ser, tipo de vida que uno lleva, forma de afrontar lo que nos pasa, saber buscar ayuda y pedirla. De todo esto, depende el que los problemas de ansiedad duren más o duren menos. Hay personas con unas determinadas características de personalidad, cuya ansiedad es inherente a ellas y serán ansiosas siempre.
9. LOS SÍNTOMAS DE LA ANSIEDAD PROVOCAN UN GRAN MALESTAR Y EMPEORAN LA CALIDAD DE VIDA.
Tener ansiedad no es grave, ni se considera un trastorno mental severo, pero padecerla empeora la calidad de vida. Muchas veces se puedes llegar a tener la sensación de que la vida no se vive sino que se sufre.
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